Salud y Enfermedad
Ambos son conceptos que se pueden entender de distintos modos y referirse al cuerpo, el espíritu o el alma. Pero siempre afectan únicamente a nuestra vida terrenal y pasajera. Cuando estamos sanos nos recorre una fuerza vital, forma una estructura armónica y nos abandona en forma de nuestras manifestaciones vitales asimismo armónicas. Sin embargo, si sufre algún impedimento o bloqueo, se acumula, volviéndose inarmónica y destructiva. La falta de armonía comienza en nuestro interior y acaba por adoptar la forma de una enfermedad física. La persona sensible puede percibirla ya en sus inicios sutiles.
El agua retenida en su libre flujo se estanca y se vuelve aniquiladora de la misma manera ocurre con la fuerza vital cuando se encuentra en un organismo perturbado o bloqueado. Su acumulación provoca en determinados puntos psicosomáticos dolor, inflamación o agresión hasta que se elimina ese impedimento o se crea,en forma de excreciones o reacciones de todo tipo un drenaje (que aunque protege de lo peor dilapida parte de la fuerza vital. Si el organismo no puede construir ningún drenaje aparece un exceso de presión interior que destruye, por ejemplo en forma de un tumor o una sepsis.
Pero estas degeneraciones no tienen lugar solo en el cuerpo sino que pueden presentarse a todos los niveles como perversión y bloqueos de los sentimientos como confusión del espiritu, turbación de la conciencia y perdida del sentido vital. La totalidad de nuestra vida da testimonio del modo en que transformamos esa fuerza vital: construyendo y de manera armónica o destruyendo en desarmonía.
Cualquier enfermedad es una especie de acción de salvamento que nos aparta de un camino erróneo y que pretende reducir el potencial destructor de las fuerzas retenidas. En el intento de nuestro cuerpo interior y exterior de conseguir a pesar de todo su objetivo, o sea el crecimiento y la salud.
Cada vez que nos sentimos enfermos debemos de tener bien en claro que sucede en nuestro fuero interno, que nos ha hecho llegar a ese estado, que pasa con nuestros pensamientos y emociones que no esta fluyendo, preguntarnos si acaso nuestra vida va como nosotros queremos o simplemente nos hemos dejado llevar aceptando cada avatar de la vida como si no hubiera otra opción, como si estuviésemos ajenos al libre albedrío divino que tiene cada ser humano para mejorar y evolucionar.
Cuidar la mente es lo principal, querernos de tal manera que cada momento de nuestra vida estamos atentos a esas señales de desasosiego o intranquilidad nos perturban, escuchar ese pepito grillo que nos habla desde el alma, atender las necesidades básicas como comer, beber, dormir no es vivir, Dele un valor agregado a su vida, no se conforme, busque sentirse mejor, exprese lo que siente solo así fluirá esa fuerza interna que lo mantendrá sano y feliz.
Los 7 Grupos Emocionales
Bach dividió sus remedios en siete grupos, en los que se reflejan las dos áreas principales de problemas para el ser humano: el dominio de su vida (para él incomprensible) y el trato con sus semejantes.
Por un lado nuestras experiencias y percepciones reales y cotidianas deben ayudarnos para el crecimiento y la claridad interior. Pero se cae en el miedo cuando no podemos dominarlas de modo consciente o darles vida, en un interés insuficiente hacia la actualidad cuando las expulsamos y sustituimos por ilusiones, en hipersensibilidad frente a las influencias e ideas cuando no las dominamos espiritualmente, y en el desánimo y la desesperación cuando no reconocemos que detrás de todo hay un orden, en el que se puede confiar.
Por otro lado, en la interacción con nuestros semejantes padecemos de inseguridad cuando no se puede reconocer nuestro propio valor, soledad cuando no reconocemos el valor de los demás y nos preocuparemos en demasía por el bienestar de los demás cuando nos somos extraños a nosotros mismos.
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